El prototipo de viajero se ha transformado completamente en los últimos años. Hasta hace no tanto tiempo era una figura casi pasiva que compraba un paquete vacacional prácticamente cerrado.
Las agencias de viajes físicas éramos las que les proponíamos a nuestros clientes, en las fechas que nos demandaban y con los presupuestos que manejaban, sus destinos vacacionales, y las categorías de los establecimientos hoteleros y de los asientos del vuelo a los que podían optar.
Ahora el turista es el protagonista, y busca experiencias personalizadas y flexibles. Está hiperconectado con ordenadores, Smartphone, tablets, etc, para disponer de más información. A través de Internet diseña sus vacaciones, consulta los destinos y transportes, y comparte en redes sociales su experiencia durante sus vacaciones y después de ellas. Estas referencias turísticas (buenas o malas) nos servirán para atraer o alejar a nuevos usuarios.
De esta forman, los actuales turistas determinan sus viajes, hoteles, transportes, restaurantes, ocio, etc conforme a las opiniones generadas por amigos, o desconocidos, que cuelgan en diversas redes sociales (Facebook, TripAdvisor, Foursquare, Instagram, etc). Estos comentarios, consejos, fotografías, etc como usuarios anteriores de esos destinos y establecimientos, marcan tendencia para captar nuevos turistas.
Esta transformación de nuestros clientes nos obliga a las agencias de viaje a sintonizar digitalmente con ellos, y saber analizar y aprovechar el potencial de los nuevos canales digitales.
Una óptima presencia en Internet de nuestra agencia de viajes, con la información de los servicios que ofrecemos, adaptados a multiplataformas, con difusión en redes sociales, y una gestión de la reputación online se convierten en herramientas necesarias para adaptarnos a las demandas de los turistas, poder fidelizarlos, y captar futuros clientes.
¿Estamos preparados?
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